Al simpático y popularísimo «Listín Diario», el periódico más interesante y de más circulación que ha tenido el País. Vamos a ver lo que dice don Martín Garata.
Dice don Martin Garata,
Persona de alto rango,
Que le gusta mucho el mango
Porque es una fruta grata.
Pero treparse en la mata
Y verse en los cogollitos,
Y en aprietos infinitos…
Como eso es tan peligroso,
El encuentra más sabroso
Coger los mangos bajitos.
Don Martín dice también
Que le gusta la castaña,
Pero cuando mano extraña
La saca de la sartén,
Y que se la pelen bien
Con todos los requisitos;
Pero arderse los deditos
Metiéndolos en la flama.
Eso sí que no se llama
Coger Los mangos bajitos.
Por eso la suerte ingrata
De la Patria no mejora
Porque muchos son ahora
Como don Martín Garata,
Que quieren meterse en plata
Ganando cuartos mansitos
Con monopolios bonitos,
Con chivos o contrabando,
O así, de cuenta de mando,
Coger los mangos bajitos.
Cuando hay revolución
Maña es la más antigua,
Despachar a la manigua
De brutos a una porción.
Que al mandarlos algún don
Ya se marchan derechitos,
Y los dones quietecitos
Cada cual queda en su casa.
Para cuando todo pasa,
Coger los mangos bajitos.
Cuando el toro está plantado
Se verán miles toreros,
Allí en los burladeros
Con el pitirrio apretado.
Cuando el toro otro ha matado
Al punto salen toditos,
Echando vivas a gritos
Y a empuñar buenos empleos,
Que son todos sus deseos
Coger los mangos bajitos.
Dejen ya la maña vieja
De mandar al monte gente
Para tumbar presidente
Sin dar motivos de queja;
Que la prudencia aconseja,
Que vivamos tranquilitos,
Como buenos hermanitos,
Que mucha sangre ha costado
Y la ruina del Estado
Coger los mangos bajitos.
Y que vean lo que ha costado
La tumba de dos poderes,
Que han muerto miles de seres
Que la tierra se ha tragado.
Cuántas viudas no han quedado,
Y huérfanos infinitos!
Cuántas miserias y gritos!
Y cuánta sangre correr!…
Por unos cuantos querer
Coger los mangos bajitos.
Ahora lo que han de hacer
Echarlo todo al olvido,
Y al Presidente elegido
Ayudarlo a sostener.
Y evitar que vuelva a haber
Más viudas y huerfanitos,
Más crímenes y delitos,
Y lárguense a trabajar,
Los que quieren,
SIN SUDAR,
Coger los mangos bajitos.
Viva la paz! Viva la Unión! Y abajo los cogedores de mangos bajitos! Allé, Allé, a buscar qué hacer, Y dejen al país tranquilo!
No sé si te lo he dicho: mi madre es pequeña y tiene que ponerse de puntillas para besarme. Hace años yo me empinaba, supongo, para robarle un beso. Nos hemos pasado la vida estirándonos y agachándonos para buscar la medida exacta donde poder querernos.
Autora: Begoña Abad
CON EL TIEMPO SE MUEREN LAS GANAS
Con el tiempo se te mueren las ganas…
Se te mueren las ganas de escuchar cosas, de estar con gente y de frecuentar lugares que no te gustan.
Con el tiempo se te mueren las ganas de reírte de las gracias de gente que no tiene gracia.
Se te mueren las ganas de ayudar a quien no te lo agradece y de querer a quien no se lo merece.
Con el tiempo se te mueren las ganas de discutir, de insistir, de pedir disculpas y de esperar nada de nadie.
Con el tiempo se te mueren las ganas, y si no se te mueren, tienes que matarlas a sangre fría si es necesario.
Porque si no las matas…
Te mueres tu…
Autoría: El Rincón de Vila
CANCIÓN OTOÑAL
Hoy siento en el corazón un vago temblor de estrellas, pero mi senda se pierde en el alma de la niebla. La luz me troncha las alas y el dolor de mi tristeza va mojando los recuerdos en la fuente de la idea.
Todas las rosas son blancas, tan blancas como mi pena, y no son las rosas blancas, que ha nevado sobre ellas. Antes tuvieron el iris. También sobre el alma nieva. La nieve del alma tiene copos de besos y escenas que se hundieron en la sombra o en la luz del que las piensa.
La nieve cae de las rosas, pero la del alma queda, y la garra de los años hace un sudario con ellas.
¿Se deshelará la nieve cuando la muerte nos lleva? ¿O después habrá otra nieve y otras rosas más perfectas?
¿Será la paz con nosotros como Cristo nos enseña? ¿O nunca será posible la solución del problema?
¿Y si el amor nos engaña? ¿Quién la vida nos alienta si el crepúsculo nos hunde en la verdadera ciencia del Bien que quizá no exista, y del Mal que late cerca?
¿Si la esperanza se apaga y la Babel se comienza, qué antorcha iluminará los caminos en la Tierra?
¿Si el azul es un ensueño, qué será de la inocencia? ¿Qué será del corazón si el Amor no tiene flechas?
¿Si la muerte es la muerte, qué será de los poetas y de las cosas dormidas que ya nadie las recuerda? ¡Oh sol de las esperanzas! ¡Agua clara! ¡Luna nueva! ¡Corazones de los niños! ¡Almas rudas de las piedras! Hoy siento en el corazón un vago temblor de estrellas y todas las rosas son tan blancas como mi pena.
Autor: Federico García Lorca
LA ÚLTIMA ENTREVISTA A GARCÍA LORCA
Yo ataco violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales. Bien está que todos los hombres coman… Pero que todos los hombres sepan. Que gocen de todos los frutos del espíritu humano, porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio del Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social. Yo tengo más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía.
Autor: Federico García Lorca
EL PASADO
Después de atravesar por las últimas casas humilladas y de sufrir el vaho de los desmontes y los vertederos, la carretera sube al aire limpio en favor de la luna interrumpida ya mucho tiempo. Cuando los faros doblan por los estremecidos olivares, se encienden todavía imágenes de guerra, las ametralladoras en sus nidos de rata, los camiones nocturnos, y más arriba, sobre los días y las fechas, mor de palabras, un tiempo de poetas y república, untad civil en las pizarras ad, una melancolía de golpe traicionada, cerca de Víznar, en la fosa común de este barranco.
A los antepasados se regresa por los mares carnívoros de los limones secos y la historia es en ellos un afluente de la geografía. Hay quien busca ciudades, la balada del bosque y la montaña verde, el armario vacío de una casa, la bandera o el himno. Yo regreso a esta luna suspendida sobre los olivares y tu coche.
Aquí viven mis muertos, éstas son mis raíces, y su calor se extiende como ramas al borde del camino, alambres oxidados por la lluvia, que sirven todavía para tender mi ropa.
Mira, déjame que te enseñe el eco de tu piel cuando te beso. La ciudad está en llamas, tiene el frío de los años cobardes. Una muchacha dobla la guerrera vencida de un soldado. No sabe si la esconde o si la guarda. Quizás encuentre un día, en el cajón de los limones secos, una oportunidad